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BALTASAR GRACIÁN
EL HÉROE
Prólogo y comentarios
Xavier Fähndrich Richon
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente,sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos ª de la edición: Estrategia Local, S.A.
ª del prólogo y comentarios: Xavier Fähndrich RichonTranscripción del texto: Mercè Sobrino SalazarDiseño y maquetación: Frédéric Wolf MontesImpreso en: Alsograf, S.A.
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Plaça de Castella, 3, 1er.
08001 Barcelona OTROS TÍTULOS DE ESTA COLECCIÓN:
- “Espejo de Príncipes”.
Pedro Belluga Tous (1441). Selección, prólogo y notas,
Albert Calderó Cabré, 2000 (119 páginas).
- “Regiment de la cosa pública”.
Francesc Eiximenis (1383). Selección, prólogo y notas,
Albert Calderó Cabré, 1999 (120 páginas).
- “El Concejo y Consejeros del Príncipe”.
Fadrique Furió Ceriol (1559). Prólogo y notas para gober-
nantes del siglo XXI, Albert Calderó Cabré, 1998 (128 pági-
INTRODUCCIÓN
Baltasar Gracián nació en Belmonte de Calatayud (hoy Belmonte de Gracián), provinciade Zaragoza, el 8 de enero de 1601. Este año2001 se cumplen, por tanto, 400 años de sunacimiento. En 1619 ingresó en el noviciado delos jesuitas en Tarragona, orden religiosa a laque perteneció hasta el final de su vida (murióen Tarazona el 6 de diciembre de 1658). Susdiferentes destinos (cátedro de Filosofía en laUniversidad de Gandía, predicador y confesoren Huesca, confesor del Virrey de Aragón, vice-rrector en Tarragona, predicador y profesor deEscritura en Zaragoza, etc.) le permitieronentrar en contacto con algunos de los mejores eruditos, poetas e intelectuales del momento yfrecuentar bibliotecas muy bien provistas, comopor ejemplo la de Juan Lastanosa en Huescacon más de 7000 volúmenes. Precisamente,Lastanosa marcó de forma significativa el futurode Gracián. Fue su mecenas y fue quién leanimó a publicar en 1637 su primera obra: "ElHéroe". Gracián está considerado hoy uno de los mejores prosistas barrocos españoles. En vida,sus obras se tradujeron al francés y al inglés, yse distribuyeron en castellano en Portugal, peroen los reinos de España tuvo que hacer frente aduras críticas. En el siglo XVIII fue traducido alalemán, holandés, polaco, rumano, húngaro yruso. Pero sólo fue redescubierto y reivindicadocomo autor crucial hacia finales del siglo XIX yprincipios del XX, por filósofos alemanes comoSchopenhauer y Nietzsche. En España no mere-ció una consideración igual hasta principios delsiglo XX, cuando al mismo tiempo se redescu-brió a Góngora y a "El Greco". Desde entonces, Gracián es un autor bastante conocido. Son especialmente famosos dos títulos suyos: "El Oráculo Manual y Arte dePrudencia" de 1647 y "El Criticón", escritoentre 1651 y 1655. Pero la producción de estejesuita aragonés, que se consideraba a sí mismomás escritor que religioso, no se detiene en estosdos títulos. Baltasar Gracián escribió otros tra-tados igualmente soberbios, entre ellos "ElHéroe". Tal vez el más desconocido, a pesar dela vigencia actual de su contenido y de consti-tuir la piedra angular a partir de la cual nace elresto de su producción intelectual y literaria. Esta nueva edición de "El Héroe" pretende rescatarlo del olvido y acercarlo al lector de hoyresaltando su utilidad casi cuatro siglos despuésde su aparición. PRÓLOGO
"El Héroe" expone en veinte consejos o "pri- mores", como los denomina Gracián, las cuali-dades que cualquier líder o gobernante debeposeer para alcanzar la perfección. La intencióndel autor, expuesta en la introducción al lectorde entonces, es ofrecer una "brújula de marear ala excelencia" y "una arte de ser ínclito conpocas reglas" para que líderes y gobernantessepan enfrentarse con éxito a los retos de suépoca. Eso sí, de manera compatible con la fe yla doctrina cristianas. Hay quien ha visto en "El Héroe", un manual pedagógico para la educación del príncipeBaltasar Carlos (hijo de Felipe IV) y otros unatrevido sarcasmo hacia los gobernantes de laépoca. Pero no hay nada de eso. "El Héroe"pretende construir un tipo ideal de "caballerocristiano". Gracián consigue plasmar en 20 bre-ves pero densos capítulos la definición de la sin-gularidad y de la perfección en un líder ideal,usando más de un prototipo histórico comoargumento o ilustración de sus tesis, poniendocomo ejemplo positivo o negativo las vidas depersonajes como Ciro, Alejandro Magno, Catón,César, Tiberio, los reyes de Aragón, etc., junto aotros ejemplos contemporáneos suyos o de lahistoria reciente de Europa, como Fernando ElCatólico, los reyes españoles de la casa deAustria, los reyes de Francia, así como, guerre-ros, diplomáticos y cortesanos vinculados aéstos. "El Héroe" es una obra de temática profana. A pesar de su profundo respeto a la religión, elhecho de haber sido publicada sin el visto buenode su orden supuso para Gracián tener proble-mas: sus superiores jesuitas consideraban "ElHéroe" un libro poco compatible con su condi- ción de sacerdote y religioso. Gracián arrastróeste sambenito toda su vida, a pesar de intentarprotegerse firmando sus libros con el nombre desu hermano "Lorenzo" o con el seudónimo"García de Marlones". La persecución dentro desu orden llegó hasta el extremo de recibir en1658 una reprensión pública con ayuno a pan yagua, y ser destituido de su cátedra enZaragoza. No obstante, poco después fue rehabi-litado. Hay quien ve en estos problemas y castigos los típicos inconvenientes del genio avanzado en sutiempo. En efecto, Gracián es considerado ungran precursor del pensamiento moderno. Con"El Héroe" y con el resto de su obra, Graciánconsigue reunir un compendio completísimo delos medios materiales de que dispone el hombrepara lograr el éxito en una sociedad pesimista yen cierta forma fatalista, que espera más solu-ciones de procedencia divina que fruto del tra-bajo, la dedicación y la ambición humanas. Gracián, impregnado también de este pesimis- mo, no se conforma, se rebela. Luchó hasta elfinal de su vida por mejorar a los hombres de su época. Sus obras son un derroche de consejos,avisos y reglas para todo aquél que desee huirde la mediocridad que según él tanto abunda, nosólo en los reinos españoles, sino en el mundoentero. La limitación de la circulación de las ideas que significaron la Contrarreforma (iniciada enel Concilio de Trento de 1545-1563) y los con-flictos con substrato religioso, como la Guerrade los Treinta Años (1618-1648), llevó a muchosescritores del siglo XVII a buscar nuevas formasoriginales para ampliar y difundir las ideas derenacimiento. El barroco literario se convirtióen un intento de compatibilizar los modelosrenacentistas con la doctrina de la IglesiaCatólica. "El Héroe" es un ejemplo de esta tendencia: las ideas e influencias son renacentistas, pero suforma, estilo y su orientación son característicosdel más puro barroco español, tanto en lo ambi-guamente ensortijado del lenguaje, como en laprudencia en las afirmaciones, como en la espi-ritualidad y la fe como justificación de todaacción. Gracián reconoce en "El Héroe" influencias de Séneca, Esopo, Homero, Aristóteles y elconde de Castiglione, entre otros, pero hayquien también afirma que existen claras cone-xiones con Maquiavelo, Erasmo y GiovanniBotero, etc. "El Héroe" es el fruto del estudio concienzudo durante más de 17 años del pensamiento y de laexperiencia de todos estos autores y de muchosmás. En sus 20 "primores" o capítulos aparececondensado todo ese saber y ese trabajo. Conesta obra maestra, Gracián nos ofrece un con-junto equilibrado y compacto de consejos, que apesar de contar con más de 360 años de anti-güedad siguen teniendo una extraordinariavigencia para responsables políticos del sigloXXI. Es una guía útil hacia la excelencia paragobernantes y líderes. NOTA DE ESTA EDICIÓN
"El Héroe" es un libro escrito en un estilo lite- rario "conceptista". Una corriente estética en laliteratura castellana barroca que se caracterizópor la búsqueda de la concisión en la forma deexpresar los pensamientos y las ideas, por el usoconstante del ingenio y de juegos de ideas y depalabras con la intención de impresionar al lec-tor. Los "primores" o capítulos de este libro sonun fiel reflejo de este estilo. El lector actual encontrará en "El Héroe" un léxico rico, una sintaxis compleja, un estilo pla-gado de metáforas, de paradojas, de antítesis, que acercan este texto en prosa a la belleza y ala complejidad de la poesía. Por otra parte,cada "primor" se presenta lleno de ejemplos his-tóricos y mitológicos que a menudo no pasan deuna simple alusión, coqueteando con la erudi-ción del lector. Por eso, a pesar de resultarsumamente interesante desde un punto de vistaliterario e histórico, la lectura de "El Héroe"puede resultar "incómoda", desde el punto devista de los hábitos de lectura y de los estánda-res de consumo cultural actuales. Para facilitar la lectura y comprensión de "El Héroe" se ha añadido un comentario al princi-pio de cada uno de los "primores". Cada comen-tario consta de dos partes. Primero, un breveresumen y exposición de las principales ideas decada primor. Cada idea principal está identifica-da con un número entre paréntesis que permiteconectarla con el párrafo donde aparece en eltexto original. La segunda parte del comentarioes un apunte sobre la vigencia actual de los con-sejos, advertencias y modelos de conducta quedefiende Gracián. COMENTARIO DEL PRIMOR PRIMERO
Que el Héroe platique
incomprehensibilidades de caudal
Gracián comienza este tratado afirmando que un héroe conseguirá ser admirado y respetado -él habla de"veneración" y de "crédito"- si procura cubrir sus actose intenciones con un halo de incomprensión y de enig-ma, para que los demás no adivinen fácilmente cómo eso cómo piensa, porque "formidable fue un río hasta quese le halló vado, y venerado un varón hasta que se leconoció término a la capacidad" (1). Un "líder" debe cultivar la cualidad de no descifrar del todo su personalidad, o al menos esforzarse en ellosi no posee esa cualidad de forma innata y / o comple-ta (2). Debe ser precavido ante la curiosidad de los quele observan porque ésta suele redoblarse con cada ade-mán, gesto o palabra que realice (3) y, sobre todo, debemantener una actitud de anticipación (4). Gracián pone como ejemplo de héroe poseedor de esta cualidad a su admirado Fernando de Aragón(1452-1516)-"gran rey primero del Nuevo Mundo, últi-mo de Aragón, si no el non plus ultra de sus heroicosreyes" (5) - el cual consiguió impresionar a todos susministros, e incluso a su esposa la reina Isabel (1451-1504), más con esta cualidad que con todos los éxitosde su reinado (6). Gracián termina este primor con una enérgica exhor- tación para que toda persona que aspire a la "grande-za" -al éxito como líder- tenga en cuenta este consejo,cuyas cuatro últimas líneas resumen de forma clara yconcisa todo lo expuesto anteriormente: "Todos teconozcan, ninguno te abarque." (7). Muchos comentaristas políticos han construido su carrera gracias a su capacidad observación de la rea-lidad y al análisis de las decisiones de los líderes polí-ticos junto con de las circunstancias que las han acom-pañado (crisis, personas, objetivos, ideas, prejuicios,sentimientos.). Este trabajo es lo que les permite inten-tar predecir el sentido de decisiones futuras como, porejemplo, las típicas quinielas ante cualquier remodela-ción ministerial. Pero, no siempre aciertan. Existen instrumentos para el análisis del proceso de toma de decisiones de personas. R. Axelrod ya desarro-lló en los años setenta ("Structure of decision. The cog-nitive maps of Political Elites", R. Axeldrod, PrincetonUniversity Press, 1976) una herramienta basada en eluso del mapa cognitivo de un líder o de una elite políti-ca para predecir sus decisiones, diagnósticos o argu-mentaciones. El mapa cognitivo captura la estructuracausal de las declaraciones personales de un líder ygenera las consecuencias que puden surgir de estaestructura. A partir de este mapa o de este sistema decreencias personales, se pueden deducir ciertas reglasque ayuden a derivar explicaciones del pasado, a hacerpredicciones de futuro o a elegir entre políticas en elpresente. PRIMOR PRIMERO
Que el Héroe platique
incomprehensibilidades de caudal
Sea ésta la primera destreza en el arte de entendidos: medir el lugar con su artificio. Grantreta es ostentarse al conocimiento, pero no a lacomprehensión; cebar la expectación, peronunca desengañarla del todo; prometa más lomucho, y la mejor acción deje siempre esperan-zas de mayores.
(1) Excuse a todos el varón culto sondarle el fondo a su caudal, si quiere que le venerentodos. Formidable fue un río hasta que se lehalló vado, y venerado un varón hasta que se leconoció término a la capacidad; porque ignoraday presumida profundidad siempre mantuvo, conel recelo, el crédito.
(2) Culta propiedad fue llamar señorear al des- cubrir, alternando luego la vitoria sujetos: si elque comprehende señorea, el que se recatanunca cede.
(3) Compita la destreza del advertido, en tem- plarse, con la curiosidad del atento, en conocer-le: que suele ésta doblarse, a los principios deuna tentativa.
(4) Nunca el diestro en desterrar una barra remató al primer lance; vase empeñado con unopara otro, y siempre adelantándolos.
Ventajas son de ente infinito envidar mucho con resto de infinidad. Esta primera regla degrandeza advierte, si no el ser infinitos, a pare-cerlo que no es sutileza común.
En este entender, ninguno escrupuleará aplau- sos a la cruda paradoja del sabio de Mitilene:"más es la mitad que el todo"; porque una mitaden alarde y otra en empeño, más es que un tododeclarado.
(5) Fue jubilado en ésta, como en todas las demás destrezas, aquel gran rey primero delNuevo Mundo, último de Aragón, si no el nonplus ultra de sus heroicos reyes.
Entretenía este Católico monarca, atentos siempre, a todos sus conreyes, más con las pren-das de su ánimo, que cada día de nuevo brillaba,que con las nuevas coronas que ceñía.
(6) Pero a quien deslumbró este centro de los rayos de la prudencia, gran restaurador de lamonarquía goda, fue, cuando más, a su heroicaconsorte; después, a los tahures del palacio, suti-les a brujulear el nuevo rey, desvelados a son-darle el fondo, atentos a medirle el valor.
Pero ¡qué advertido se les permitía, y detenía Fernando! ¡qué cauto se les concedía y se lesnegaba! Y al fin ganóles.
(7) ¡Oh varón candidato de la fama! Tú, que aspiras a la grandeza, alerta al primor. Todos teconozcan, ninguno te abarque: que con estatreta, lo moderado parecerá mucho; y lo mucho,infinito; y lo infinito, más.
COMENTARIO DEL PRIMOR II
Cifrar la voluntad
La capacidad de ocultar a los demás lo más profun- do de una personalidad, no serviría de nada si el can-didato a "héroe" no supiera hacerlo también con sussentimientos (1). Gracián pone como primeros ejemplos históricos -y como argumentos de peso- al emperador romanoTiberio (42 aC-37dC) y al rey Luis XI de Francia(1423-1483) que tuvieron éxito gracias a esta cualidad,el primero para mantenerse en el poder largo tiempo yel segundo para conseguir la corona (2). Controlar los ímpetus de nuestra voluntad debe basarse más en el disimulo que en la represión de lasdebilidades, ello permitirá que, al menos en apariencia,el "héroe" o líder conserve su credibilidad como tal (3).
Un líder demuestra ser sobresaliente cuando es capazde conocer las debilidades de los demás y es aún supe-rior cuando sabe ocultar las suyas (4). Para Gracián,el mero hecho de mostrar cierta debilidad ante laspasiones del ánimo (odio, ira, amor.) equivale a per-der toda ventaja ante los "atentos [que] maquinan polí-ticamente" (5).
El autor remata este segundo "primor" con dos ejem- plos contrapuestos. Presenta a Alejandro Magno (336-323 aC) como ejemplo de héroe que no alcanzó la divi-nidad a causa de sus flaquezas, ya que muy a pesar de haber conquistado uno de los mayores imperios de lahistoria: "Sirvióle poco conquistar un mundo, si perdióel patrimonio de un príncipe, que es la reputación" (6).
Y a Isabel la Católica, a la cual le reconoce un pudor ydecoro admirables, pero en cambio, le recrimina sufalta de crédito como "líder" (7).
Este segundo "primor" parece hecho a medida para el ex-Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton(1946), cuya administración (1992-2000) seguramentepasará a la historia más por los escándalos mediáticosy legales provocados por sus "flaquezas" que por susimportantes logros en política. William J. Clinton con-siguió éxitos notables, especialmente durante su primermandato, como la firma del Acuerdo Norteamericanode Libre Comercio (NAFTA) en 1993, impulso delAcuerdo de Paz entre Israel y Palestina (1993), en el deIrlanda del Norte (1995) y en la resolución del conflic-to de Bosnia-Herzegovina (1995). Pero sus escarceosamorosos, descubiertos durante su segundo mandato, ysus mentiras a los jueces y a la opinión pública, mina-ron su reputación y su credibilidad. Sus esfuerzos porconseguir una paz definitiva en Oriente Medio antes delfin de su mandato en 1999 no obtuvieron un último éxitopolítico que hubiera servido para recobrar la "ventajaante los atentos [que] maquinan políticamente". PRIMOR II
Cifrar la voluntad
(1) Lega quedaría el arte si, dictando recato a los términos de la capacidad, no encargase disi-mulo a los ímpetus del afecto.
(2) Está tan acreditada esta parte de sutileza, que sobre ella levantaron Tiberio y Luis toda sumáquina y política.
Si todo exceso en secreto lo es en caudal, sacramentar una voluntad será soberanía. Sonlos achaques de la voluntad desmayos de lareputación, y, si se declaran, muere comúnmen-te.
(3) El primer esfuerzo llega a violentarlos; a disimularlos, el segundo. Aquello tiene más delo valeroso; esto, de lo astuto.
Quien se les rinde baja de hombre a bruto; quien los reboza, conserva, por lo menos en apa-riencias, el crédito.
(4) Arguye eminencia de caudal penetrar toda voluntad ajena; y concluye superioridad sabercelar la propia.
(5) Lo mismo es descubrirle a un varón un afecto, que abrirle un portillo a la fortaleza delcaudal; pues por allí maquinan políticamente losatentos, y las más veces asaltan con triunfo.
Sabidos los afectos, son sabidas las entradas ysalidas de una voluntad, con señorío en ella atodas horas.
Soñó dioses a muchos la inhumana gentilidad, aun no con la mitad de hazañas de Alejandro, ynególe al laureado macedón el predicamento o lacaterva de deidades. Al que ocupó muchomundo, le señaló poco cielo; pero, ¿de dóndetanta escasez, cuando tanta prodigalidad? (6) Asombró Alejandro lo ilustre de sus proe- zas con lo vulgar de sus furores; y desmintióse así mismo, tantas veces triunfante, con rendirse ala avilantez del afecto. Sirvióle poco conquistarun mundo, si perdió el patrimonio de un prínci-pe, que es la reputación.
Es Caribdis de la excelencia la exorbitancia irascible; y Escila de la reputación, la demasíaconcupiscible.
Atienda, pues, el varón excelente, primero a violentar sus pasiones; cuando menos, a solapar-las con tal destreza, que ninguna contratretaacierte a descifrar su voluntad.
Avisa este primor a ser entendidos, no siéndo- lo; y pasa adelante a ocultar todo defecto,desmintiendo las atalayas de los descuidos ydeslumbrando los linces de la ajena obscuridad.
(7) Aquella Católica amazona, desde quien España no tuvo que envidiar las Cenobias,Tomiris, Semíramis y Pantasileas, pudo ser orá-culo destas sutilezas. Encerrábase a parir en elretrete más obscuro; y, celando el connaturaldecoro, la innata majestad echaba un sello a lossuspiros en su real pecho, sin que se le oyese unay, y un velo de tinieblas a los desmanes delsemblante. Pero quien así menudeaba en tanescusables achaques del recato, ¡cómo queescrupulearía en los del crédito! No graduaba de necio el cardenal Madrucio al que aborta una necedad, sino al que, cometida,no sabe ahogarla.
(8) Accesible es el primor a un varón callado; calificada inclinación, mejorada del arte; prendade divinidad, si no por naturaleza, por semejan-za.
COMENTARIO DEL PRIMOR III
La mayor prenda de un Héroe
Para Gracián, una de las cualidades que todo gran líder ha de tener, y tiene, es "entendimiento": la capaci-dad de razonar. Él considera que esta cualidad es lomejor en el hombre, incluso más que sus propios éxitos(1). El entendimiento, se completa con dos cualidades más: el juicio (o sindéresis: la capacidad natural dejuzgar rectamente) y el ingenio (o agudeza). Las tresjuntas: entendimiento, juicio e ingenio constituyen unverdadero prodigio (2), e incluso, son difíciles de dis-cernir de forma independiente, por lo que Gracián pideexcusas a la hora de abordar las dos últimas por sepa-rado: "súfrasele a la política con más derecho a intro-ducir división entre el juicio y el ingenio (3). Todo "héroe" ha tenido siempre ingenio y son ejem- plo de ello los hechos que se explican de AlejandroMagno y los actos e ideas de César (100-44 aC) (4).
Para Gracián, la agudeza, esa perspicacia natural paracrear e inventar con rapidez, es lo que permite a unapersona convertirse en "héroe": "(.) las prontitudesdel ingenio, (.) alas son para la grandeza." (5).
El ingenio es una "cualidad-comodín" de las demás cualidades en el comportamiento de un héroe, diceGracián, ya que la historia conserva antes una fraseacertada o una sentencia justa de un héroe que cual- quier otra obra material (6). Muchos éxitos se fraguanmás a partir de una idea acertada y oportuna que en lapotencia o el poder que dan los medios que puedanhaber a disposición de un gobernante (7). Para Gracián, la rapidez o la "prontitud" en que se puede actuar, constituye también una prueba de agude-za (8) y cita una anécdota sobre el rey Salomón (1000-932 aC) para ilustrarlo, aunque esta cualidad paraactuar no es patrimonio exclusivo de "héroes", sino quelos pícaros y los aprovechados ("tagarotes"), tan repre-sentativos de su tiempo. Concluye con lo más substancial de este "primor": la agudeza es una cualidad natural, se nace con ella, peroes con "arte", es trabajándola, como se consigueampliarla y usarla para provecho propio, especialmen-te trabajando la capacidad de anticipación. La agude-za puede cultivarse a partir de dichos o hechos ajenos,éstos pueden ser la base para crear un estilo propio enforma de "prontitudes" y "agudezas" originales (10). Actualmente, también se exige "entendimiento", "jui- cio" y "agudeza" a los líderes políticos. Los ciudadanosde hoy también desean que sus representantes políticosdestaquen por su capacidad de aprehender unos pro-blemas económicos y sociales cada vez más complejos,y por saber ofrecerles una solución eficaz o, en sudefecto, una explicación coherente y a tiempo. No obstante, esa cualidad que hace 400 años se espe- raba en una sola persona o "héroe" y de forma innata, hoy es una función más colegiada y basada en instru-mentos eficaces de análisis y de diseño de estrategias yde políticas. La complejidad y alta variabilidad de losproblemas actuales, han obligado cada vez más a cons-tituir equipos de trabajo multidisciplinares para encon-trar respuestas a tiempo e incluso con anticipación. Elingenio y la prontitud, ya no son patrimonio de una solapersona, son patrimonio de grupos coordinados deexpertos en los diferentes ámbitos relacionados concada problema. Aunque bien es cierto que el funciona-miento regular de muchos ayuntamientos e institucio-nes públicas, y en consecuencia el futuro de las comu-nidades que gobiernan, siguen dependiendo en granmedida de decisiones nacidas de un instante de "agu-deza" de una sola persona y no de un trabajo en equi-po y experto. PRIMOR III
La mayor prenda de un Héroe
Grandes partes se desean para un gran todo, y grandes prendas para la máquina de un Héroe.
Gradúan en primer lugar los apasionados, al entendimiento por origen de toda grandeza; y,así como no admiten varón grande sin excesosde entendimiento, así no conocen varón excesi-vamente entendido sin grandeza.
(1) Es lo mejor de lo visible el hombre, y en él el entendimiento: luego sus vitorias, las mayo-res.
(2) Adécuase esta capital prenda de otras dos: fondo de juicio y elevación de ingenio, que for-man un prodigio si se juntan.
(3) Señaló pródigamente la filosofía dos potencias al acordarse y al entender; súfrasele ala política con más derecho introducir divisiónentre el juicio y el ingenio, entre la sindéresis yla agudeza.
Sola esta distinción de inteligencias pasa la verdad escrupulosa, condenando tanta multipli-cación de ingenios a confusión de la mente conla voluntad.
Es el juicio trono de la prudencia; es el inge- nio esfera de la agudeza. Cúya eminencia y cúyamedianía deba preferirse, es pleito ante el tribu-nal del gusto. Aténgome a la que así imprecaba:—Hijo, Dios te dé entendimiento del bueno.
(4) La valentía, la prontitud, la sutileza de ingenio, sol es deste mundo en cifra; si no rayo,vislumbre de divinidad. Todo Héroe participóexceso de ingenio.
Son los dichos de Alejandro esplendores de sus hechos. Fue pronto César en el pensar, comoen el hacer.
Mas, apreciando los Héroes verdaderos, equi- vócase en Augustino lo augusto con lo agudo; yen el lauro que dio Huesca para coronar a Roma,compitieron la constancia y la agudeza.
(5) Son tan felices las prontitudes del ingenio, cuan azares las de la voluntad. Alas son para lagrandeza, con que muchos se remontaron delcentro del polvo al del sol, en lucimientos.
Dignábase tal vez el gran turco desde un bal- cón, antes al vulgo de un jardín que al de laplaza —prisión de la majestad, y grillos deldecoro—. Comenzó a leer un papel, que, o porburla o por desengaño de la mayor soberanía, selo voló el viento de los ojos a las hojas. Aquí lospajes, émulos dél y de sí mismos, volaron escalaabajo con alas de lisonja. Uno de ellos, Ganime-des de su ingenio, supo hallar atajo por el aire:arrojóse por el balcón. Voló, cogióle, y subíacuando los otros bajaban; y fue subir con propie-dad, y aun remontarse, porque el príncipe, lison-jeado eficazmente, le levantó a su valimiento:que la agudeza, si no reina, merece conreinar.
(6) Es en todo porte la malilla de las prendas, gran pregonera de la reputación: mayor realcecuanto más sublime el fundamento.
Son agudezas coronadas ordinarios dichos de un rey. Perecieron grandes tesoros de monarcas,mas consérvanse sus sentencias en el guardajo- (7) Valióles más a muchos campeones tal vez una agudeza que todo el hierro de sus escuadro-nes armados, siendo premio de una agudeza unavitoria.
Fue examen, fue pregón, del mayor crédito, en el rey de los sabios y en el más sabio de losreyes, la sentenciosa prontitud en aquel estremode pleitos, que lo fue llegar a pleitear los hijos:que también acredita el ingenio la justicia.
Y aun en bárbaros tribunales asiste el que es Sol de ella. Compite con la de Salomón la pron-titud de aquel gran turco. Pretendía un judío cor-tar una onza de carne a un cristiano, pena sobreusura; insistía en ello con igual terquería a suprincipe, que perfidia a su Dios. Mandó el granjuez traer peso y cuchillo; conminóle el degüellosi cortaba más ni menos. Y fue dar un agudocorte a la lid, y al mundo un milagro de el inge-nio.
(8) Es la prontitud oráculo en las mayores dudas, esfinge en los enigmas, hilo de oro en laberintos; y suele ser de condición de león, queguarda el estremarse para el mayor aprieto.
(9) Pero hay también perdidos de ingenio como de bienes, pródigos de agudeza: para pre-sas sublimes, tagarotes; para las viles, águilas.
Mordaces y satíricos: que si los crueles se ama-saron con sangre, éstos con veneno. En ellos lasutileza con estraña contrariedad, por liviana,abate, sepultándolos en el abismo de un despre-cio, en la región del enfado.
(10) Hasta aquí favores de la naturaleza; desde aquí realces del arte. Aquélla engendra la agude-za, ésta la alimenta, ya de ajenas sales, ya de laprevenida advertencia.
Son los dichos y hechos ajenos, en una fértil capacidad, semillas de agudeza; de las cualesfecundado el ingenio, multiplica cosecha deprontitudes y abundancia de agudezas.
No abogo por el juicio, pues él habla por sí COMENTARIO DEL PRIMOR IV
Corazón de rey
Gracián denomina "corazón de rey" una cualidad que hoy en día calificaríamos de ambición, arrojo yvalentía. De hecho, los ejemplos y anécdotas de este"primor" nos llevan a pensar que "corazón de rey" esuna combinación de las tres. El "corazón de rey" es una cualidad de héroe, lo mismo que "gran cabeza es de filósofos." (1). ParaGracián es imprescindible, porque sin el "corazón derey" la cualidad anterior, el "entendimiento", no sirvede nada. No sirve de nada ser un líder prevenido, jui-cioso e ingenioso si en el momento de actuar nos faltala decisión y la valentía para abordar un problema. Nosirven de nada las grandes ideas o propuestas, si en elmomento de comunicarlas o defenderlas falta firmeza yconvicción (2). Gracián, pone de nuevo a Alejandro Magno y a César como ejemplos. Afirma que la decisión de esteúltimo le empujó siempre a conseguir la totalidad desus objetivos. Y lo hace aludiendo implícitamente a unafrase atribuida a César, pero también a otros persona-jes históricos posteriores: "o César o nada" (3). Luego aún se prodiga más en ejemplos y anécdotas: la forma inteligente en que Carlos VII de Francia(1403-1461) apeló la sentencia que le desheredaba (4), el arrojo de Carlos Manuel de Saboya (1580-1630)frente sus enemigos (5), la manifestación de valentía delpríncipe de Arabia Jacob Almanzor (940-1002) (6) o laextraña forma empleada por el emperador Adriano (76-138 dC) para demostrar su coraje (7). No es cuestión ahora de juzgar el arrojo o la valentía de los líderes políticos españoles actuales porque se lessupone. Aún así, si alguna vez a alguno le ha faltadodecisión o la empleada no fue suficiente, puede ser con-secuencia de la soledad de muchos líderes frente a deci-siones importantes. Soledad que en gran medida tienesu origen en la falta de apoyo técnico que padecenalcaldes, concejales y otros responsables políticos. Nopor falta de gentes competentes en su entorno (políticoso técnicos), sino por falta de instrumentos y métodos deanálisis modernos y eficaces que le permitan basar sudecisión y la justificación de ésta en algo más que suintuición y su valentía personal. La no-decisión o la falta de continuidad en su imple- mentación una vez tomada, es en la mayoría de casosmás fruto de la falta de apoyo que de la falta de ambi-ción o arrojo. La legalización del PCE en abril de 1977provocó una grave crisis de gobierno. Adolfo Suárez(1932) tomó una decisión trascendental para la intro-ducción de la democracia en España y tomándolademostró tener "el corazón de rey" que describeGracián. La "operación Tarradellas" en octubre de1977, que implicó el reconocimiento de la Generalitatrepublicana, también fue un ejemplo de arrojo político. PRIMOR IV
Corazón de rey
(1) Gran cabeza, es de filósofos; gran lengua, de oradores; pecho, de atletas; brazos, de solda-dos; pies, de cursores; hombros, de palanquines;gran corazón, de reyes; —de las divinidades dePlatón, y texto con que en favor del corazónarman, algunos, pleitos a la inteligencia.
(2) ¿Qué importa que el entendimiento se ade- lante, si el corazón se queda? Concibe dulce-mente el capricho lo que le cuesta mucho desacar a lucimiento al corazón.
Son estériles por la mayor parte las sutilezas del discurso, y flaquean por su delicadeza en laejecución.
Proceden grandes efectos de gran causa; y por- tentos de hazañas, de un prodigio de corazón.
Son gigantes los hijos de un corazón gigante;presume siempre empeños de su tamaño, y afec-ta primeros asuntos.
Grande fue el de Alejandro, y el archicorazón, pues cupo en un rincón dél todo este mundo hol-gadamente, dejando lugar para otros seis.
(3) Máximo, el de César, que no hallaba medio Es el corazón el estómago de la fortuna, que digiere con igual valor sus estremos. Un granbuche no se embaraza con grandes bocados, nose estraga fácilmente con la afectación, ni seaceda con la ingratitud. Es hambre de un giganteel hartazgo de un enano.
(4) Aquel milagro del valor, digo el delfín de Francia entonces y Carlos séptimo después, noti-ficándole la sentencia, estrujada en el supremopor los dos reyes —el de Francia, su padre, y elde Inglaterra, su antagonista— en que le declara-ban por incapaz de suceder en la corona de loslilios, respondió invicto que se apelaba. Ins-táronle con admiración que a quién. Y él, que ala grandeza de su corazón, y a la punta de suespada. Y valióle.
No brilla tan ufano el casi eterno diamante en medio de los voraces carbunclos, como soliza (siasí puede decirse un hacer del sol) un augustocorazón en medio de las violencias de un riesgo.
(5) Rompió con solos cuatro de los suyos el Aquiles moderno, Carlos Manuel de Saboya, pormedio de cuatrocientas corazas enemigas, ysatisfizo a la universal admiración, diciendo queno hay compañía en el mayor aprieto como la deun gran corazón.
Suple la sobra dél la falta de todo lo demás, siendo siempre el primero que llega a la dificul-tad, y vence.
(6) Presentáronle al rey de Arabia un alfanje damasquino, lisonja para un guerrero. Alabáron-le los grandes de la asistencia áulica, no porceremonia, si con razón; y, atentos a la fineza yarte, alargáranse a juzgarle por rayo de acero, sino pecara algo en corto. Mandó llamar el rey alpríncipe para que diese su voto, y podía, puesera el famoso Jacob Almanzor. Vino, examinóle,y dijo que valía una ciudad: propio apreciar deun príncipe. Instó el rey que si le hallaba alguna falta. Respondió que todas eran sobras: —Pues,príncipe, estos caballeros todos le condenan porcorto—. Él, entonces, echando mano a su cimi-tarra, dijo: —Para un caballero animoso, nuncahay arma corta; porque con hacerse él un pasoadelante, se alarga ella bastantemente, y lo quele falta de acero, lo suple el corazón, de valor.
(7) Lauree este intento la magnanimidad en los agravios, timbre augusto de grandes corazones.
Enseñó Adriano un raro sobre excelente modode triunfar de los enemigos, cuando al mayor delos suyos le dijo: —Escapástete.
No hay encomio igual a un decir Luis duodé- cimo de Francia: —No venga el rey los agravioshechos al duque de Orliens—. Éstos son mila-gros del corazón de un Héroe.
COMENTARIO DEL PRIMOR V
Gusto relevante
El gusto relevante es también una cualidad natural que se da al mismo tiempo que el ingenio (1). No bastacon tener buen gusto, sino que hay que aspirar a tener-lo "relevante" y eso puede aprenderse a través del inter-cambio o comunicación de otras personas que tengan elbuen gusto "superlativo" (2). Para Gracián el gusto relevante es la capacidad de medir, de apreciar, de valorar las cosas con objetividad,a partir de un cierto "gusto crítico" (3) y de cierta pre-vención ante debilidades como la "adulación" o la"admiración"(4). Escribe una anécdota que protagoni-zó el rey Felipe II (1527-1598) como ejemplo de una delas facetas de "gusto relevante" que consideró justo elelevado precio de una piedra preciosa al caerle en gra-cia la alabanza que le hizo el mercader portugués quese la vendía (5), sobre todo porque éste no se excedió yaque "(.) en materia de alabanza, es arte medir justo". Para tener "gusto relevante" no se trata de desmere- cer las cosas, como Felipe II desdeñando las propieda-des del diamante del comerciante portugués, ni comoFernando Álvarez de Toledo y Pimentel (1507-1582),tercer Duque de Alba, a quién le parecían poca cosa sus40 años de victorias en Europa (Alemania, Nápoles,Países Bajos, .) al no haber tenido la ocasión demedirse con un ejército turco superior en fuerzas, dónde su destreza y su experiencia contaran más que elpoder de los tercios que comandó (6). El quinto primor de Gracián no pretende formar para la mofa o la burla o para ser un tasador más que ínte-gro del valor de las cosas (7), sino para que un "héroe"sepa valorar las cosas con objetividad (8). A esta obje-tividad, sólo se llega con un gran conocimiento y a tra-vés de la práctica, y de una sana prudencia. (9). A menudo hemos oído decir que "lo más caro no siempre es lo mejor" o que "lo más barato, a la larga,sale caro". Parece que Gracián ha conseguido elevaruna cualidad bastante cotidiana a un estadio másnoble, puesto que se trata de un manual para "héroes".
Pero es cierto que lo que vale para la vida cotidianatambién puede valer para la gestión pública. Losgobernantes se ven obligados cada vez más a desarro-llar una habilidad de este tipo para comprar, contrataro licitar cualquier tipo de equipamiento, servicio oinfraestructura. La ley de contratación de las adminis-traciones públicas ya establece criterios y mecanismosque aseguran una decisión de compra objetiva y trans-parente, exigiendo que se tenga en cuenta aspectoscomo la solvencia técnica, la experiencia, etc. Pero aúnasí, para bastantes responsables institucionales parececomo si el precio, en dinero, de las cosas fuera la varia-ble más importante (sí, claro, se está administrando eldinero de todos), pero la especialización, la calidad, lainnovación, etc. también son variables tanto o más rele-vantes a la hora de tomar una decisión con. "gustorelevante".
Gusto relevante
(1) Toda buena capacidad fue mal contentadiza.
Hay cultura de gusto, así como de ingenio.
Entrambos, relevantes, son hermanos de un vien-tre, hijos de la capacidad, heredados por igual enla excelencia.
Ingenio sublime nunca crió gusto ratero.
(2) Hay perfecciones soles y hay perfecciones luces. Galantea el águila al sol; piérdese en él elalado gusanillo por la luz de un candil; y tómaselela altura a un caudal por la elevación del gusto.
Es algo tenerlo bueno, es mucho tenerlo rele- vante. Péganse los gustos con la comunicación, yes suerte topar con quien le tiene superlativo.
Tienen muchos por felicidad (de prestado será) gozar de lo que apetecen, condenando a infeliceslos demás; pero desquítanse éstos por los mismosfilos: con que es de ver la mitad del mundo riyén-dose de la otra, con más o menos de necedad.
(3) Es calidad un gusto crítico, un paladar difícil de satisfacerse: los más valientes objetos letemen, y las más seguras perfecciones le tiemblan.
(4) Es la estimación, preciosísima; y de discre- tos, el regatearla. Toda escasez en moneda deaplauso es hidalga; y, al contrario, desperdicios deestima merecen castigo de desprecio.
La admiración es comúnmente sobrescrito de la ignorancia: no nace tanto de la perfección de losobjetos cuanto de la imperfección de los concep-tos. Son únicas las perfecciones de primera mag-nitud; sea, pues, raro el aprecio.
(5) Quien tuvo gusto rey, fue el prudente de los Filipos de España, hecho siempre a objetos mila-gros, que nunca se pagaba sino de la que eramaravilla en su serie.
Presentóle un mercader portugués una estrella de la tierra, digo un diamante de oriente, cifra dela riqueza, pasmo del resplandor. Y, cuando todosaguardaban, si no admiraciones, reparos en Filipo,escucharon desdenes, no porque afectase el granmonarca lo descomedido como lo grave, sino por- que un gusto hecho siempre a milagros de natura-leza y arte no se pica así vulgarmente. ¡Qué pasoéste para una hidalga fantasía! —Señor —dijo—,setenta mil ducados que abrevié en este dignonieto del sol, no son de asquear—. Apretó elpunto Filipo, y díjole: —¿En qué pensábadeiscuando disteis tanto? —Señor —acudió el portu-gués como tal—, pensaba en que había un reyFilipo segundo en el mundo—. Cayóle al monar-ca en picadura más la agudeza que la preciosidad,y mandó luego pagarle el diamante, y premiarle eldicho, ostentando la superioridad de su gusto enel precio y en el premio.
Sienten algunos que el que no excede en alabar, vitupera. Yo diría que las sobras de alabanza sonmenguas de la capacidad, y que el que alabasobrado, o se burla de sí o de los otros.
No tenía por oficial el griego Agesilao el que calzaba a un pigmeo el zapato de Encélado; y enmateria de alabanza, es arte medir justo.
(6) Estaba el mundo lleno de las proezas del que fue alba del mayor sol, digo de las vitorias dedon Hernando Alvarez de Toledo; y con llenar un mundo, no mediaban su gusto. Estrañándole lacausa, dijo que, en cuarenta años de vencer,teniendo por campo toda Europa, por blasonestodas las empresas de su tiempo, le parecía todonada, pues nunca había visto un ejército de turcosdelante, donde la vitoria fuera triunfo de la destre-za, y no del poder; donde la excesiva potenciahumillada ensalzara la experiencia y el valor deun caudillo. Tanto es menester para acallar elgusto de un Héroe.
(7) No amaestra este primor a ser Momo un varón culto, que es insufrible destemplanza; si aser integérrimo censor de lo que vale. Hacen algu-nos esclavo al juicio, del afecto; pervirtiendo losoficios al sol y a las tinieblas.
(8) Merezca cada cosa la estimación por sí, no (9) Sólo un gran conocimiento, favorecido de una gran plática, llega a saber los precios de lasperfecciones. Y donde el discreto no puede lisa-mente votar, no se arroje, deténgase: no descubraantes la falta propia que la sobra estraña.
COMENTARIO DEL PRIMOR VI
Eminencia en lo mejor
Para Gracián la perfección sólo la puede represen- tarla Dios, "Ser que por no recibirlo de otro, no sufrelimitaciones " (1). No obstante, a pesar de que muchasprendas son naturales o innatas, otras muchas puedenadquirirse a lo largo de la vida, y unas son tan válidascomo las otras (2). Gracián define la perfección total como una catego- ría platónica, un ideal que hay que intentar alcanzar.
La eminencia en lo mejor es un trabajo fácil si se buscaen una única materia, pero es una ardua tarea si sequiere conseguir ser el mejor en todo. Generalmente,no existe tal "héroe" en la realidad, pero si en abstrac-to (3). Saber esto ya es una condición necesaria paralograr alcanzar esta cualidad de héroe. Las experien-cias de Felipe II y del rey Filipo de Macedonia (383?-336? aC) para con sus hijos ilustra perfectamente a loque refiere Gracián (4).
Una persona que aspire a ser un buen líder o "héroe" no debe limitarse a ser el mejor en una sola cosa. Debeaspirar a lo que Gracián define como "una universali-dad plausible". A través de una "ambición de infini-dad", debe aspirar a ser cuanto mejor sea posible entodas aquellas materias que se lo permitan, movido porel empuje o el deseo de conseguir la perfección:Evidentemente, entendida como ideal, no como objetivoalcanzable (5). Además no debe conformarse con tener una ligera idea de cada materia (6) sino tomárselo como un ejer-cicio permanente de por vida (es lo que hoy en día lla-maríamos "excelencia" y "autoexigencia") cuyos únicoslímites los marca una posible falta de perseveranciapersonal o lo que aún nadie ha vencido nunca: el tiem-po (7). Un "héroe" debe destacar por una "eminencia" o por hacer algo mejor que los demás, no llegará a tal condi-ción siendo simplemente bueno o regular en muchascosas. Si destaca por algo, si es "eminente en lo mejor",logrará la admiración, la veneración de los demás (8),tal y como lo refleja Gracián en la anécdota sobreDiego Pérez de Vargas (s.XIII) y el rey Alfonso III deAragón, II de Cataluña (1265-1291) (9). Los medios de comunicación y también la opinión de los ciudadanos, que no siempre es lo mismo, han desta-cado siempre una cualidad de los líderes sobre lasotras: de Felipe González (1942), el carisma; de BillClinton, la empatía; de Margaret Thatcher (1925), ladecisión; etc. Explotaron sus mejores cualidades, lle-gando a ser los más eminentes o mejores de esosmomentos en sus respectivos países, y al mismo tiempo,trabajaron, entrenaron, ejercitaron, otras cualidadesque debían mejorar. Esta actitud, este deseo de exce-lencia, se extiende día a día entre los profesionales dela política. La formación y el entrenamiento prácticoson la clave para mejorar y alcanzar cotas de eficien-cia profesional próximas a la excelencia. PRIMOR VI
Eminencia en lo mejor
(1) Abarcar toda perfección sólo se concede al primer Ser, que, por no recibirlo de otro, nosufre limitaciones.
(2) De las prendas, unas da el cielo, otras libra a la industria; una ni dos no bastan a realzar unsujeto; cuanto destituyó el cielo de las naturales,supla la diligencia en las adquisitas. Aquéllasson hijas del favor; éstas, de la loable industria,y no suelen ser las menos nobles.
(3) Poco es mester para individuo; mucho, para universal; y son tan raros éstos, que se nie-gan comúnmente a la realidad, si se conceden alconcepto.
No es uno solo el que vale por muchos. Gran- de excelencia en una intensa singularidad cifrartoda una categoría, y equivalerla.
No toda arte merece estimación, ni todo em- pleo logra crédito. Saberlo todo no se censura; platicarlo todo sería pecar contra la reputación.
Ser eminente en profesión humilde es ser grande en lo poco, es ser algo en nada. Quedarseen una medianía apoya la universalidad; pasar aeminencia desluce el crédito.
(4) Distaron mucho los dos Filipos, el de España, y Macedonia. Estrañó el primero entodo y segundo en el renombre, al príncipe, elcantar en su retrete, y abonó el macedón aAlejandro, el correr en el estadio. Fue aquélla,puntualidad de un prudente; fue éste, descuidode la grandeza. Pero corrido Alejandro, antesque corredor, acudió bien: que a competir conreyes, aún aún.
Lo que tiene más de lo deleitable tiene menos (5) No debe un varón máximo limitarse a una ni a otra perfección; sino, con ambiciones deinfinidad, aspirar a una universalidad plausible,correspondiendo la intensión de las noticias a laexcelencia de las artes.
(6) Ni basta cualquiera ligera cognición — empeño de corrida—, que suele ser más nota devana locuacidad que crédito de fundamentalentereza.
(7) Alcanzar eminencia en todo no es el menor de los imposibles; no por flojedad de la ambi-ción, si de la diligencia, y aun de la vida. Es elejercicio el medio para la consumación en lo quese profesa, y falta a lo mejor el tiempo, y máspresto el gusto, en tan prolija pláctica.
Muchas medianías no bastan a agregar una grandeza, y sobra sola una eminencia a asegurarsuperioridad.
(8) No ha habido Héroe sin eminencia en algo, porque es carácter de la grandeza; y cuanto máscalificado el empleo, más gloriosa la plausibili-dad. Es la eminencía en aventajada prenda, partede soberanía, pues llega a pretender su modo deveneración.
Y si el regir un globo de viento con eminencia, triunfa de la admiración, ¿qué será regir con ellaun acero, una pluma, una vara, un bastón, un (9) Aquel Marte castellano, por quien se dijo "Castilla capitanes, si Aragón reyes", don DiegoPérez de Vargas, con más hazañas que días, reti-róse a acabarlos en Jerez de la Frontera. Retiróseél, mas no su fama, que cada día se estendía máspor el teatro universo. Solicitado de ellaAlfonso, rey novel, pero antiguo apreciador deuna eminencia, y más en armas, fue a buscarledisfrazado, con solos cuatro caballeros.
Que la eminencia es imán de voluntades, es Llegado el rey a Jerez y a su casa, no le halló en ella, porque el Vargas, enseñado a campear,engañaba en el campo su generosa inclinación.
El rey, a quien no se le había hecho de mal irdesde la corte a Jerez, no estrañó el ir desde allía la alquería. Descubriéronle desde lejos, quecon una hoz en la mano iba descabezando videscon más dificultad que en otro tiempo vidas.
Mandó Alfonso hacer alto, y emboscarse lossuyos. Apeóse del caballo, y, con majestuosagalantería, comenzó a recoger los sarmientos que el Vargas, descuidado, derribaba. Acertó éstea volver la cabeza, avisado de algún ruido quehizo el rey, o (lo que es más cierto) de algúnimpulso fiel de su corazón. Y, cuando conoció asu majestad, arrojándose a sus plantas, a lo deaquel tiempo, dijo: —Señor, ¿qué hacéis aquí?—Proseguid, Vargas —dijo Alfonso—, que a talpodador, tal sarmentador.
Anhele a ella el varón raro, con seguridad de que lo que le costará de fatiga lo logrará de cele-bridad.
Que no sin propiedad consagró la gentilidad a Hércules el buey, en misterio de que el loabletrabajo es una sementera de hazañas, que prome-te cosecha de fama, de aplauso, de inmortalidad.
COMENTARIO DEL PRIMOR VII
Excelencia de primero
Gracián sostiene que un "héroe" tendrá más posibili- dades de éxito y de reconocimiento social si es el pri-mero en realizar alguna empresa, y si es con "eminen-cia", con afán de perfección, aún más (1). Pero no se trata de ser primero en el tiempo, sino el primero en la eminencia (2): la "excelencia de primero"es la cualidad que se alcanza a través de la originali-dad (". la raridad encarece la moderada perfección")y de la innovación ("Es (.) destreza no común inventarnueva senda para la excelencia."). Advierte, además,que hay muchos caminos nuevos y muchos de ellos nisiquiera explorados, y esos son los que acortan el cami-no al éxito (3). Pone como "héroes" ejemplares al rey Salomón, al emperador Tiberio y a Felipe II, que no siguieron loscaminos trazados por sus padres, sino que supieron ele-gir misiones originales, evitando imitarlos, y llegando aemularlos en éxito y fama (4). En las artes también ocurre. Gracián se prodiga en ejemplos de la cultura clásica (Horacio, Virgilio, .) ycontemporáneos: el "galante pintor" que "quería serprimero en esa grosería" es. ¡Velázquez! (1599-1660),nombrado pintor del rey en 1623 (5). El primor concluye con una idea ya expresada: "en la innovación se encuentra un camino original hacia el éxito", cualquiera que sea la profesión (6). Es evidente que en política la innovación y la origi- nalidad son un requisito imprescindible para alcanzarel éxito, ya estemos hablando de ganar unas eleccionescomo de gobernar. Los primeros 20 años de ayunta-mientos democráticos tuvieron "las sendas de la origi-nalidad" muy definidas, e incluso condicionadas por elalarmante déficit de infraestructuras, equipamientos yservicios de los municipios a finales de los 70. Durantedos décadas, los 80 y los 90, el diseño de políticas y latoma de decisiones consistió en definir la "lista de esca-seces" y marcar en ella una cierta prioridad en suimplementación, al mismo tiempo que se controlabacon más o menos acierto el endeudamiento. En estascircunstancias, pocos han sido los ayuntamientos"excelentes de primero". Veinte años de trabajo han acabado con "la lista" y, en cierta manera, con los recursos. Hoy la políticamunicipal se halla ante el reto de encontrar solucionesoriginales a problemas tan complejos que hacen que losmedios sean siempre limitados. Los políticos municipa-les que antes las encuentren y las lleven a buen finserán "héroes", y no sólo en el sentido "graciano" deltérmino. Parece que empieza una nueva época, en laque abundarán las demandas de mayor número de polí-ticas y servicios a las personas, de cambios de actitudesde la administración (mayor sensibilidad hacia las per-sonas) y de exigencia de mayores cotas de eficacia. Uncaldo de cultivo ideal para encontrar un camino origi-nal. PRIMOR VII
Excelencia de primero
(1) Hubieran sido algunos fénix en los emple- os, a no irles otros delante. Gran ventaja el serprimero; y, si con eminencia, doblada. Gana, enigualdad, el que ganó de mano.
Son tenidos por imitadores de los pasados los que les siguen; y, por más que suden, no puedenpurgar la presunción de imitación.
Alzanse los primeros con el mayorazgo de la fama, y quedan para los segundos mal pagadosalimentos.
Dejó de estimar la novelera gentilidad a los inventores de las artes, y pasó a venerarlos.
Trocó la estima en culto: ordinario error, peroque exagera lo que vale una primería.
(2) Mas no consiste la gala en ser primero en tiempo, sino en ser el primero en la eminencia.
(3) Es la pluralidad descrédito de sí misma, aun en preciosos quilates; y, al contrario la rari-dad encarece la moderada perfección.
Es, pues, destreza no común inventar nueva senda para la excelencia, descubrir modernorumbo para la celebridad. Son multiplicados loscaminos que llevan a la singularidad, no todossendereados. Los más nuevos, aunque arduos,suelen ser atajos para la grandeza.
(4) Echó sabiamente Salomón por lo pacífico, cediéndole a su padre lo guerrero. Mudó elrumbo, y llegó con menos dificultad al predica-mento de los Héroes.
Afectó Tiberio conseguir por lo político, lo Y nuestro gran Filipo gobernó dcsde el trono de su prudencia todo el mundo, con pasmo detodos los siglos. Y si el César, su invicto padre,fue un prodigio de esfuerzo, Filipo lo fue de laprudencia.
soles de la Iglesia, al cenid de la celebridad.
Unos por lo eminente santo, otros por lo suma-mente docto; cuál por la magnificencia en lasfábricas, y cuál por saber realzar la dignidad.
Con esta novedad de asuntos se hicieron lugar siempre los advertidos en la matrícula de losmagnos.
Sin salir del arte, sabe el ingenio salir de lo ordinario, y hallar en la encanecida profesiónnuevo paso para la eminencia. Cedióle Horaciolo heroico a Virgilio, y Marcial lo lírico aHoracio. Dio por lo cómico Terencio, por lo satí-rico Persio, aspirando todos a la ufanía de pri-meros en su género: que el alentado caprichonunca se rindió a la fácil imitación.
(5) Vio el otro galante pintor que le habían cogido la delantera el Ticiano, Rafael y otros.
Estaba más viva la fama cuando muertos ellos.
Valióse de su invencible inventiva: dio en pintara lo valentón. Objetáronle algunos el no pintar alo suave y pulido, en que podía emular alTiciano; y satisfizo galantemente que quería másser primero en aquella grosería, que segundo enla delicadeza.
(6) Extiéndase el ejemplo a todo empleo, y todo varón raro entienda bien la treta: que en laeminente novedad sobra hallar extravaganterumbo para la grandeza.
COMENTARIO DEL PRIMOR VIII
Que el Héroe prefiera
los empeños plausibles
¡Cuidado! Dice Gracián en este nuevo "primor". Cuidado con la originalidad, porque tal vez sean pocoslos que entiendan una decisión o empeño político, ymuchos los que la critiquen simplemente porque no es.
"plausible".
Gracián explica esta nueva cualidad en un "líder" contrastando las trayectorias vitales de dos "héroes",uno mitológico y otro histórico (1). Mientras Hércules(o "Heracles" o "Alcides") fue conocido y admirado portodo el mundo, Catón (234 aC-149 aC) apenas si fueconocido más allá de Roma. La diferencia, según elautor, la marca el hecho de que los doce trabajos deHércules (el León de Nemea, la Hidra de Lerna, etc.)son éxitos mucho más "plausibles", del gusto y de lacomprensión de la mayoría, mientras que los esfuerzosde Catón por preservar la moral y las costumbresromanas y combatir la influencia griega (hizo aprobarleyes contra el lujo, denunció a varios senadorescorruptos, etc.), resultaron impopulares y relegaron alpolítico romano a ser menos famoso, a pesar de su bri-llantez como tribuno y censor y de tratarse de empresasjustas e importantes (3). A pesar de un ejemplo tan claro, Gracián dice que algunos siguen prefiriendo los trabajos más difíciles oimposibles aunque sólo reciban la aprobación de esos pocos que suelen ser los que están más informadossobre la materia o los más atentos a la política, y apesar de que la mayoría, no tan experta o activa, no losapoye (4). Es cierto, dice Gracián, que sólo la elite dela sociedad entenderá que se dediquen esfuerzos aempresas "superiores". Son una minoría que en su opi-nión merece tenerse en cuenta (5), pero, la destreza ver-dadera es saber elegir la misión más "plausible" ysaber ganar el apoyo de la mayoría ("sobornar la aten-ción común") a la política que se quiera llevar a cabo(6). Por lo tanto, una misión o una política "plausible" es aquella que es importante y necesaria para todos (7),aquella en que la excelencia sea palpable (8), la que se"ejecuta a vista de todos y a gusto de todos", con obje-tivos tangibles y sin caer en la tentación de ser mera-mente ornamental (9). Poseer esta cualidad es saber elegir una causa o política a través de la cual destacar ante la gente (10).
En el caso de los príncipes, se trata de elegir la guerra(!) antes que la paz porque la historia demuestra que"lo belicoso tiene más de plausible que lo pacífico"(11). Y en el caso del ingenio, y concretamente en laconstrucción y reproducción de un discurso, convieneadaptarlo a quién lo escucha para que, en primer lugar,pueda ser comprendido y, luego, aplaudido. (12).
Llama la atención la plena vigencia de este "primor" de Gracián. La "plausibilidad" de muchas decisionespolíticas se atribuye -erróneamente- a la bondad de sus objetivos, a la perfección técnica, a la importancia delos resultados que producirá, a la aquiescencia de los"patricios" locales. Actualmente, muchos líderes polí-ticos escatiman recursos a una parte consustancial yprimordial de una política: la comunicación. El éxito deuna política depende en gran medida de la adhesiónque ésta pueda conseguir en la mayoría de los electo-res. Un proyecto técnico y un programa de ejecuciónperfectos deben incluir desde el primer momento de sudiseño una estrategia y un plan de comunicación pro-pios, sino cualquier iniciativa en este campo puede noser lo suficientemente certera y, consecuentemente, fra-casar en el logro de su legitimación (que no, legitimi-dad). Hoy en día sigue siendo cierto todo lo que apunta este "primor" de Gracián. Un líder político, ya sea undiputado, un alcalde o un rector de universidad, debesaber elegir el mejor momento para lanzar una inicia-tiva, tomar una decisión o implementar una política,debe conseguir el apoyo de los expertos, de los influ-yentes y de los próximos; pero también, la adhesión dela mayoría. Debe saber elegir, en palabras deGracián, su "empeño plausible" y eso, hoy se consiguemejor con un "plan de marketing y de comunicación".
Es lo último en lo que se suele pensar o lo primero quese olvida en el diseño de políticas. Desgraciadamente.
PRIMOR VIII
Que el Héroe prefiera
los empeños plausibles
(1) Dos patrias produjeron dos Héroes: a Hércules, Tebas; a Catón, Roma; fue Hérculesaplauso del orbe, fue Catón enfado de Roma. Aluno admiraron todas las gentes, al otro esquiva-ron los romanos.
(2) No admite controversia la ventaja que llevó Catón a Hércules, pues le excedió en pru-dencia; pero ganóle Hércules a Catón en fama.
Más de arduo y primoroso tuvo el asunto de Catón, pues se empeñó en domeñar monstruosde costumbres, si Hércules de naturaleza; perotuvo más de famoso el del tebano.
(3) La distancia consistió en que Hércules emprendió hazañas plausibles, y Catón odiosas.
La plausibilidad del empleo llevó la gloria deAlcides a los términos del mundo, y pasara ade-lante si ellos se alargaran. Lo desapacible delempleo circunscribió a Catón dentro de las (4) Con todo esto, prefieren algunos, y no los menos juiciosos, el asunto primoroso al másplausible; y puede más con ellos la admiraciónde pocos que el aplauso de muchos, si vulgares.
Milagros de ignorantes llaman a los empeños (5) Lo arduo, lo primoroso de un superior asunto, pocos lo perciben, pero eminentes; y así,lo acreditan raros. La facilidad del plausible per-mítese a todos, vulgarízase, y así el aplausotiene de ordinario lo que de universal.
Vence la intensión de pocos a la numerosidad (6) Pero destreza es topar con los empleos plausibles. Punto es de discreción sobornar laatención común. (7) En el asunto plausiblemanifiéstase a todos la eminencia; y a votos detodos se graduó la reputación.
(8) Débense estimar en más los más. Es palpa- ble la exceléncía en tales hazañas; y, si con evi-dencia, plausible. Las primorosas tienen muchode metafísico, dejando la celebridad en opinio-nes.
(9) Empleo plausible llamo aquel que se ejecu- ta a vista de todos, y a gusto de todos, con elfundamento siempre de la reputación: porexcluir aquellos tan faltos de crédito cuan sobra-dos de ostentación. Rico vive dc aplauso un his-trión, y perece de crédito.
(10) Ser, pues, eminente en hidalgo asunto, expuesto al universal teatro, eso es conseguiraugusta plausibilidad.
(11) ¿Qué príncipes ocupan los catálogos de la fama, sino los guerreros? A ellos se les debe enpropiedad el renombre de magnos. Llenan elmundo de aplauso, los siglos de fama, los librosde proezas, porque lo belicoso tiene más deplausible que lo pacifico.
(12) Entre los jueces se entresacan los justicie- ros a inmortales, porque la justicia sin crueldadsiempre fue más acepta al vulgo que la piedad En los asuntos del ingenio triunfó siempre la plausibilidad. Lo suave de un discurso plausiblerecrea el alma, lisonjea el oído: que lo seco deun concepto metafísico los atormenta y enfada.
COMENTARIO DEL PRIMOR IX
Del quilate rey
Todos tenemos una cualidad destacable, "prenda relevante" en palabras de Gracián. La cuestión es sabercuál es. Conocer ese atributo puede ser una cuestión desuerte o de inteligencia. Lo que sí es poco inteligente esquerer hacer cosas en las que es necesario otro tipo dehabilidades que no se tienen (1). No hay nadie que no destaque en una actividad, pero son pocos los que destacan por ser excelentes en ella.
Todos solemos tenernos por buenos en alguna cosa,pero de ahí a alcanzar el grado de perfección máximo(el "quilate rey") hay un buen trecho. Nos puede enga-ñar el empeño, la pasión que pongamos en una empre-sa, y que luego, con el tiempo, comprobemos que tal vezhicimos bien el trabajo, pero no alcanzamos la cima dela perfección de la que habla Gracián (2).
Hay que procurar ser el mejor en aquello que es más importante, o audaz o. "plausible", si tenemos encuenta los consejos del "primor anterior". Un "héroe"no se puede perdonar ser mediocre en una tarea menoro fácil. Es más tolerable si la mediocridad coincidetanto en la persona como en la tarea (3). Gracián cita al poeta latino Horacio (65 aC-8 dC) ". no emprendas ninguna misión si se opone a la sabi-duría (a Minerva).". Con ella previene ante lo quesuele pasar más a menudo: que las personas tienden a auto engañarse cuando se trata de descubrir para quéestán mejor dotadas. Incluso si descubren que es mejorno embarcarse en una nueva aventura, encuentranexcusas para hacerlo (4). Gracián dice que hay tantas vocaciones como perso- nas hay en el mundo. Si alguien juicioso y respetado (el"monarca") determinara qué profesión conviene más acada uno en función de sus cualidades, nadie aceptaríasu propuesta, puesto que es más fuerte la vocación, ymás, si va unida a la obstinación. Aunque lo más nor-mal sea que vocación y pasión acaben por separarse.
(5).
Ante este análisis, Gracián sentencia diciendo que lo que debe hacer una persona prudente es echar mano dela cualidad del primor quinto ("el gusto relevante": esacapacidad de calibrar las cosas con objetividad) ymedirla con las fuerzas de la vocación, para reconocerqué cualidad relevante posee, y sólo entonces, cumplircon el primor octavo ("preferir los empeños plausi-bles") (6). Eso es lo que Hernán Cortés (1485-1547)hizo y por eso consiguió equipararse a César y aAlejandro Magno (7). Tiene mucha razón Gracián. Es una cualidad muy necesaria en un líder político. Ser capaz de juzgarse auno mismo racionalmente -como ser humano, comoprofesional, como progenitor, etc.- y confrontar el resul-tado de ese juicio a la misión, al trabajo o a la carreraque uno quiere elegir, ayuda a eliminar muchas dudas,a encontrar sinergias y a acortar el camino al éxito. Generalmente, las personas no realizan este ejerciciode forma sistemática y fría, la trayectoria de cada unaes el resultado de la combinación de decisiones racio-nales, impulsos y oportunidades aprovechadas o desa-provechadas. En un líder político un solo error puedesignificar el fin de una carrera. En la política, como en casi todas las profesiones, ya no es posible ser un "Leonardo da Vinci", un hombredel renacimiento sabio y hábil en todas las artes. Hoyen día se tiende a la especialización o dicho en pala-bras de Gracián: a la "eminencia en lo mejor" ("primorsexto") y a la excelencia de primero ("primor séptimo"). Todo líder político que aspire a una carrera larga y brillante debería seguir el consejo del jesuita: trazar su"plan de carrera", analizando una por una sus cualida-des, sus vocaciones, sus oportunidades y sus objetivos,y elegir el camino más sensato y seguro hacia el éxito.
Sin olvidar que la realidad cambia, tanto la propiacomo la ajena, y que conviene revisar y actualizar losplanes periódicamente.
PRIMOR IX
Del quilate rey
(1) Dudo si llame inteligencia, o suerte, al topar un Héroe con la prenda relevante en sí,con el atributo rey de su caudal.
En unos reina el corazón, en otros la cabeza; y es punto de necedad querer uno estudiar con elvalor, y pelear otro con la agudeza.
Conténtese el pavón con su rueda, préciese el águila de su vuelo: que sería gran monstruosidadaspirar el avestruz a remontarse, expuesta aejemplar despeño; consuélese con la bizarría desus plumas.
(2) No hay hombre que en algún empleo no hubiera conseguido la eminencia. Y vemos sertan pocos, que se denominan raros, tanto por loúnico, como por lo excelente; y como la fénix,nunca salen de la duda.
Ninguno se tiene por inhábil para el mayor empleo; pero lo que lisonjea la pasión, desenga- (3) Excusa es no ser eminente en el mediano, por ser mediano en el eminente; pero no la hayen ser mediano en el ínfimo, pudiendo ser pri-mero en el sublime.
(4) Enseñó la verdad, aunque poeta, aquél: "Tú no emprendas asunto en que te contradigaMinerva". Pero no hay cosa más difícil quedesengañar de capacidad.
¡ Oh, si hubiera espejos de entendimiento, como los hay de rostro! Él lo ha de ser de símismo, y falsifícase fácilmente. Todo juez de símismo halla luego textos de escapatoria, ysobornos de pasión.
(5) Grande es la variedad de inclinaciones — prodigio deleitable de la naturaleza—, tantacomo en rostros, voces y temperamentos.
Son tan muchos los gustos como los empleos.
A los más viles, y aun infames, no les faltanapasionados. Y lo que no pudiera recabar lapoderosa providencia del más político rey, facili- Si el monarca hubiera de repartir las mecáni- cas tareas: —Sed vos labrador, y vos sed mari-nero—, rindiérase luego a la imposibilidad: nin-guno estuviera contento aun con el más civilempleo; y ahora la elección propia se ciega aunpor el más villano.
(6) Tanto puede la inclinación; y, si se auna con las fuerzas, todo lo sujetan. Pero lo ordina-rio es desavenirse.
Procure, pues, el varón prudente halagar el gusto, y atraerle, sin violencias de despotiquez, amedirse con las fuerzas; y, reconocida una vez laprenda relevante, empléela felizmente.
(7) Nunca hubiera llegado a ser Alejandro espa- ñol y César indiano el prodigioso marqués delValle, don Femando Cortés, si no hubiera barajadolos empleos; cuando más, por las letras hubiera lle-gado a una vulgarísima medianía; y por las armasse empinó a la cumbre de la eminencia, pues hizotrinca con Alejandro y César, repartiéndose entrelos tres la conquista del mundo por sus partes.
COMENTARIO DEL PRIMOR X
Que el Héroe ha de tener tanteada
su fortuna al empeñarse
En este "primor", Gracián pone a la fortuna más como una prenda natural de cualquier "héroe" quecomo una cualidad que pueda adquirirse. No obstante,el mismo título del "primor" apunta a que tal vez la cua-lidad que un líder debe tener no es tanto la fortuna -porqué ya se le presupone- como la cualidad de reco-nocer si está a su favor o en su contra antes de acome-ter cualquier acción. César poseía esta cualidad y lo sabía, e incluso la hacía evidente de una manera un tanto ufana (1). Todasu vida estuvo seguro de tener la suerte de cara. hastaque se le acabó -y quizá para sorpresa suya- en la esca-linata del Senado. Así pues, Gracián aconseja la con-veniencia de "consultar" nuestra suerte antes deemprender cualquier acción. No hacerlo podría llevar-nos al fracaso (2). La buena fortuna es considerada por algunos más valiosa que la sabiduría o que el valor, otros -menosafortunados- la consideran de necios (3). Pero en defi-nitiva, tercia Gracián, tanto el valor como la buenasuerte han sido cualidades que siempre han acompaña-do a los héroes (4). Y si no es así, mejor dejarlo a tiem-po (5). Y para ilustrar tales afirmaciones, Gracián cita el ejemplo de un héroe contemporáneo suyo: a Fernandode Austria (1609-1641), cardenal infante, "heroico einvicto" hermano de Felipe IV (1605-1665), vencedorsobre los suecos en 1634 -tres años antes de la publica-ción de "El Héroe"- en la batalla de Nördlingen. Noobstante, cabe pensar que este victorioso militar notuvo la ocasión de leer este manual y poner en prácticaeste "primor", puesto que en 1640 se le acabó la rachaal perder la ciudad de Arras y, un año después, morir(6). Porque aquello que también debe permitir la apli-cación de este primor es ser capaz de reconocer a los"héroes" con buena o mala suerte, como Solimán(1494-1566) que huyó ante Carlos V (1500-1558) máspor la fama de "suertudo" del emperador que por elpoderío de su ejército. Al contrario de Francisco I deFrancia (1994-1547) que ignoró su mala fortuna yacabó prisionero de Carlos V en la batalla de Pavía(1525) (7). Pero Gracián nos reserva lo mejor para el final. Afirma en el último párrafo de este "primor" que labuena o la mala suerte se contagia y que un líder pre-cavido tenderá a rodearse o a alejarse de unos y otrosprocurando salir siempre ganando (8). ¿Nos hallamos ante uno de los primores menos racio- nales de Gracián? ¿La buena suerte se tiene o no setiene, es más valiosa que el trabajo y la experiencia, yes contagiosa? Racionalmente todos nos atreveríamosa contradecir al sabio jesuita, pero ¿quién no se ha sor-prendido alguna vez a sí mismo bendiciendo o maldi-ciendo su suerte? Es evidente que si situamos este "primor" en el campo político, hay momentos en una carrera personalo en un período de gobierno en los que las cosas vanmuy bien, donde los obstáculos se superan con facili-dad, donde cualquier decisión es bien acogida, etc.
Hasta que. se acaba. Actualmente, sigue siendo impo-sible predecir cuándo empieza o acaba un período debuena o mala fortuna. François Mitterrand (1916-1996), dos veces elegido Presidente de Francia, contócon el apoyo de una pitonisa, a la cual consultó muchasveces antes de emprender cualquier acción de gobier-no. Bill Clinton, presidente de los Estados Unidos deAmérica, también tuvo un consejero espiritual con unasfunciones parecidas. Pero no son una garantía.
Entonces, ¿cómo cumplir el consejo de Gracián? Dice bien claro que cualquier líder debe sondear su for-tuna antes de emprender cualquier empresa. Existenmétodos e instrumentos más racionales y fiables como,por ejemplo la "planificación estratégica", que ayuda atomar decisiones dando más margen a variables objeti-vas y menos "al azar ". Lo que permite actuar ponien-do más énfasis en los recursos propios que en la "suer-te", o saber dónde se encuentra para ir a buscarla. Que el Héroe ha de tener tanteada
su fortuna al empeñarse
La fortuna, tan nombrada cuan poco conocida, no es otra, hablando a lo cuerdo y aun católico,que aquella gran madre de contingencias, y granhija de la suprema Providencia, asistente siem-pre a sus causas, ya queriendo, ya permitiendo.
Ésta es aquella reina tan soberana, inescruta- ble, inexorable, risueña con unos, esquiva conotros, ya madre, ya madrastra, no por pasión, sipor la arcanidad de inaccesibles juicios.
Regla es muy de maestros en la discreción política tener observada su fortuna, y la de susadherentes. El que la experimentó madre logre elregalo, empéñese con bizarría: que, como aman-te, se deja lisonjear de la confianza.
(1) Tenía bien tomado el pulso a su fortuna el César, cuando, animando al rendido barquero, ledecía: —No temas, que agravias a la fortuna deCésar —. No halló más segura áncora que su dicha. No temió los vientos contrarios el que lle-vaba en popa los alientos de su fortuna. ¿Quéimporta que el aire se perturbe, si el cielo estásereno? que el mar brame, si las estrellas seríen? (2) Pareció en muchos temeridad un empeño, pero no fue sino destreza, atendiendo al favor desu fortuna. Perdieron otros, al contrario, grandeslances de celebridad, por no tener comprehen-sión de su dicha. Hasta el ciego jugador consultala suerte al arrojarse.
(3) Gran prenda es ser un varón afortunado, y, al aprecio de muchos, lleva la delantera. Estimanalgunos más una onza de ventura que arrobas desabiduría, que quintales de valor; otros, al con-trario, que fundan crédito en la desdicha comoen la melancolía. Ventura. repiten, de necio, yméritos de desgraciado.
Suple con oro la fealdad de la hija el sagaz padre; y el universal, dora la fealdad del ingenio,con ventura.
(4) Deseó Galeno a su médico, afortunado; al capitán, Vejecio; y Aristóteles, a su monarca. Locierto es que a todo Héroe le apadrinaron elvalor y la fortuna, ejes ambos de una heroicidad.
(5) Pero quien de ordinario probó agrios de madrastra, amaine en los empeños, no terquee:que suele ser de plomo en el disfavor.
Disimúleseme en este punto hurtarle el dicho al poeta de las sentencias, con obligación de res-tituirlo en consejo a los amantes de la prudencia:"Tú no hagas ni digas cosa alguna teniendo a lafortuna por contraria".
(6) El Benjamín, hoy, de la felicidad es, con evidencia de su esplendor, el heroico, invicto yserenísimo señor cardenal infante de España,don Fernando, nombre que pasa a blasón o coro-na nominal de tantos Héroes.
Atendía todo el orbe suspenso a su fortuna, satisfecho asaz de su valor, y declaróle esta granprincesa por su galán en la primera ocasión;digo, en aquella, tan inmortal para los suyoscomo mortal para sus enemigos, batalla deNorlinguen, con progresos de finezas en Francia y Flandes, y con el resto de todo su favor enJerusalén.
(7) Parte es deste político primor saber discer- nir los bien y mal afortunados, para chocar, oceder, en la competencia.
Previno Solimán la gran felicidad de nuestro católico Marte, quinto de los Carlos, para queestuviera el valor en su esfera. Temió más a solaella que a todos los tercios de Poniente, contem-plación de otros.
Amainó aún a tiempo, y valióle, ya que no la reputación, pues se retiraba della, la corona.
No así el primer Francisco de Francia, que afectó ignorar su fortuna y la del césar, y así, pordelincuente de prudencia, fue condenado a pri-sión.
(8) Péganse de ordinario la próspera y adversa fortuna a los del lado. Atienda, pues, el discretoa ladearse, y en el juego deste triunfo, sepaencartarse y descartarse con ganancia.
COMENTARIO DEL PRIMOR XI
Que el Héroe sepa dejarse,
ganando con la fortuna
Otra cualidad de "héroe" es saber predecir el momento en que la buena suerte puede declinar o desa-parecer, y saber retirarse a tiempo. Mejor es saber con-servar la honra que esperar a que la mala suerte se lalleve (1). Como en el caso que menciona Gracián: elmarqués de Mariñano (1497-1555) comandante de losejércitos de Carlos V fue quien convenció al emperadorde levantar el sitio de la ciudad de Metz (1552-53), alnorte de la actual Francia, diciéndole que la fortuna nosólo tiene "la inestabilidad de la mujer" sino también laligereza de los jóvenes (2). Un comentario que hoyentraría directamente en la categoría de lo "política-mente incorrecto". Pero Gracián casi podría parecer-nos que ya intuyó esta pasión por lo correcto, porquedice: "(.) no son livianas variedades de mujer, sinoalternativas de una justísima providencia" (3). Según Gracián, los insaciables deberían tomar como ejemplo a Carlos V que supo retirarse del gobierno atiempo ("coronó con prudente fin todas sus hazañas")al monasterio de Yuste (en 1556) ya que a juicio deljesuita "tan gloriosa es una bella retirada como unabella acometida" (4). Otros héroes que no actuaron asíperdieron toda su fama y cita Gracián, entre otros ejem-plos, el de Belisario (500-565), general bizantino, quesalvó Constantinopla varias veces de invasiones y ase-dios, y que conquistó Italia para el emperador Justiniano (482-565), pero que acabó ciego y pidiendolimosna (aunque la mayoría de los historiadores no dancrédito a este final, y lo atribuyen a una leyenda popu-lar poco fundada) (5). Tras este ejemplo, Gracián diserta sobre el compor- tamiento de la suerte. No hay manera de saber cómo secomportará, pero hay señales que si se conocen permi-ten prevenir su comportamiento futuro: si se obtienemucho en poco tiempo, el "héroe" debe sospechar quesu suerte acabará pronto; si las desgracias se acumu-lan, la suerte no puede tardar. (6) Y si no, que se lodigan a Abul, hermano del rey de Granada que pasó dereo de muerte a soberano en el tiempo que tardó en aca-bar una partida de ajedrez (7). La cualidad que el "héroe" debe cultivar es la de saber retirarse a tiempo y no tentar su suerte (8). Pocos políticos saben retirarse a tiempo. La mayoría suele arriesgarse hasta el final y sólo se retira tras unfracaso en las urnas. Es lo que le sucedió a HelmutKohl (1930), Canciller de Alemania: no intuyó el des-gaste electoral que comportaban los sacrificios que sehicieron para lograr una unificación alemana rápida.
Con una retirada a tiempo habría conservado toda suaura y su fama. Margaret Thatcher hizo lo contrario ytodavía es alguien en la política de su país. La PrimeraMinistra británica supo poner por delante los interesesde su partido y sus objetivos. La limitación de manda-tos sería una medida que contribuiría a institucionali-zar este principio.
PRIMOR XI
Que el Héroe sepa dejarse,
ganando con la fortuna
(1) Todo móvil instable tiene aumento y decli- nación. Añaden otros, estado, donde no hay esta-bilidad.
Gran providencia es saber prevenir la infalible declinación de una inquieta rueda. Sutileza detahur, saberse dejar con ganancia, donde la pros-peridad es de juego, y la desdicha tan de veras.
Mejor es tomarse la honra, que aguardar a la rebatiña de la fortuna, que suele en un tumboalzarse con la ganancia de muchos lances.
(2) Faltarle de constante lo que le sobra de mujer, sienten algunos escocidos. Y añadió elmarqués de Mariñano, para consuelo del empe-rador sobre Metz, que no sólo tiene instabilidadde mujer, sino liviandad de joven en hacer cara alos mancebos.
(3) Mas yo digo que no son livianas varieda- des de mujer, sino alternativas de una justísimaprovidencia.
(4) Acierte el varón a serlo en esto: recójase al sagrado de un honroso retiro, porque tan glorio-sa es una bella retirada como una gallarda aco-metida.
Pero hay hidrópicos de la suerte, que no tienen ánimo para vencerse a sí mismos, si les está bai-lando el agua la fortuna.
Sea augusto ejemplar de este primor aquel gran mayorazgo de la fortuna y de la suerte, elmáximo de los Carlos y aun de los Héroes.
Coronó este gloriosísimo emperador con pruden-te fin todas sus hazañas. Triunfó del orbe con lafortuna, y al cabo triunfó de la misma fortuna.
Supo dejarse, que fue echar el sello a sus proe-zas.
(5) Perdieron otros, al contrario, todo el caudal de su fama en pena de su codicia. Tuvieronmonstruoso fin grandes principios de felicidad,que, a valerse desta treta, pusieran en cobro lareputación.
Pudiera asegurar un anillo arrojado al mar, y restituido en el arca de un pescado, arras deinseparabilidad entre Policrates y la Fortuna.
Pero fue poco después el monte Micalense trági-co teatro del divorcio.
Cegó Belisario para que abriesen otros los ojos, y eclipsóse la Luna de España para dar luza muchos.
(6) No se halla arte de tomarle el pulso a la felicidad, por ser anómalo su humor; previénen-nos algunas señales de declinación.
Prosperidad muy aprisa —atropellándose unas a otras las felicidades— siempre fue sospechosa,porque suele la fortuna cercenar del tiempo loque acumula del favor.
Felicidad envejecida, ya pasa a caduquez; y desdicha en los estremos, cerca está de mejoría.
(7) Estaba Abul, moro, hermano del rey de Granada, preso en Salobreña, y para desmentirsus confirmadas desdichas, púsose a jugar al aje-drez, propio ensaye del juego de la fortuna.
Llegó en esto el correo de su muerte: que siem-pre ésta nos corre la posta. Pidió Abul dos horasde vida; muchas le parecieron al comisario, yotorgóle sólo acabar el juego comenzado. Díjolela suerte, y ganó la vida, y aun el reino; puesantes de acabarlo llegó otro correo con la vida yla corona, que, por muerte del rey, le presentabaGranada.
Tantos subieron del cuchillo a la corona, como bajaron de la corona al cuchillo. Cómense mejorlos buenos bocados de la suerte con el agridulcede un azar.
(8) Es corsaria la fortuna, que espera a que carguen los bajeles. Sea la contratreta anticiparsea tomar puerto.
COMENTARIO DEL PRIMOR XII
Gracia de las gentes
Además de conseguir la comprensión y la adhesión de la gente, el "héroe" debe ganarse su afecto y suadmiración (1). Esta cualidad puede tener algo deinnato, pero para Gracián es más una habilidad quepuede entrenar y perfeccionar con trabajo personal (2). La "gracia de las gentes" podría entenderse hoy por lo que llamamos "don de gentes", "conectar con lagente". Destacar en las cualidades de un "héroe" no essuficiente para lograr esa conexión con las personas(3) aunque así se pueda creer. El afecto de la gente tam-bién se puede obtener de forma sistemática y premedi-tada como en el caso del Duque de Guisa (1550-1588)que perdió el favor de Enrique III de Francia (1551-1589) por tener más popularidad que el propio monar-ca entre los franceses, durante el convulso período delas guerras de religión entre católicos y hugonotes. Elrey finalmente ordenó su asesinato. De ahí el comenta-rio de Gracián de "feliz gracia si la hermanara con lade su rey" (4). Para Gracián, a la "gracia de las gentes", hay que añadir la del rey y la de Dios, y en orden inverso deimportancia. La que parece un aviso para aquellosincautos no tuvieron en cuenta esto y creyéndose casiinvulnerables, gracias al apoyo popular, se lanzaron enaventuras que acabaron con su carrera (5). El afecto de las personas se gana con amor, cortesía y generosidad, como en el caso del emperador romanoTito (39dC-81dC) que por su benevolencia y su solici-tud con los desfavorecidos mereció el apelativo de"amor y delicias del género humano" (5). O tambiéncomo el rey Alfonso V de Aragón y IV de Cataluña "elMagnánimo" (1396-1458) que parece que en 1435 con-siguió conquistar Gaeta, una ciudad al sur de Italia,más con esta cualidad que con la fuerza (6). Pero a pesar de que se puede cultivar y obtener la gracia de las gentes, también conviene cultivar la de loshistoriadores. Para Gracián, en la obra de éstos tam-bién se halla la inmortalidad de un "héroe" (7). En términos más actuales, hablaríamos del favor de los. periodistas. Efectivamente, a un líder político dehoy no le basta mantener el favor de sus votantes sinoque también necesita contar con el de los medios decomunicación. Como dice Gracián, los dos favores sonnecesarios, a pesar de que hay responsables políticosque sólo cultiven uno de ellos. Se ha hablado mucho sobre las relaciones entre polí- ticos y periodistas. No son pocos las que las han califi-cado de "amor-odio" o de "mal necesario". La verdades que hay una interdependencia que no es fácil de ges-tionar. En una sociedad moderna, los medios de comu-nicación constituyen un poderoso y masivo canal dedifusión de mensajes políticos, de transmisión de infor-mación y de construcción-deconstrucción de imágenespúblicas. También se trata de una relación entre perso- nas que, a fuerza de contactos, llega incluso a ser muypróxima y personal, hasta llegar a tener una cierta apa-riencia de "amistad". Se trata sólo de apariencia, yaque entre profesionales que pueden tener en algúnmomento de su carrera intereses enfrentados, "la amis-tad" no parece ser la mejor manera de gestionar unarelación de trabajo seria. ¿Cuántas carreras políticasno han pasado por malos momentos (o han acabadomal) por una de esas "amistades" traicionadas? En el caso de políticos y periodistas, o de partidos y empresas de comunicación, las relaciones deberíanorientarse y basarse mucho más en los principios ymétodos del marketing y de las relaciones públicas.
Éstos que permiten un intercambio de servicios deforma libre, profesional y cordial, y no tanto una comu-nión de intereses provisional, disfrazada con los noblesropajes de la amistad.
PRIMOR XII
Gracia de las gentes
(1) Poco es conquistar el entendimiento si no se gana la voluntad; y mucho, rendir con laadmiración la afición juntamente.
Muchos, con plausibles empresas, mantienen el crédito, pero no la benevolencia.
(2) Conseguir esta gracia universal, algo tiene de estrella; lo más, de diligencia propia.
Discurrirán otros al contrario, cuando, a igual-dad de méritos, corresponden con desproporciónlos aplausos.
Lo mismo que fue en uno imán de las volunta- des, es en otro, conjuro. Mas yo siempre le con-cederé aventajado el partido al artificio.
(3) No basta eminencia de prendas para la gra- cia de las gentes, aunque se supone. Fácil es deganar el afecto, sobornado el concepto; porquela estima muñe la afición.
(4) Ejecutó los medios felizmente para esta común gracia, aunque no así para la de su rey,aquel infaustamente ínclito duque de Guisa, aquien hizo grande un rey, favoreciéndole, ymayor otro, emulándole: el tercero, digo, de losEnricos franceses. Fatal nombre para príncipesen toda monarquía: que en tan altos sujetos hastalos nombres descifran oráculos.
Preguntó un día este rey a sus continuos: —¿Qué hace Guisa, que así hechiza las gen-tes?— Respondió uno, extravagante áulico, porúnico en estos tiempos: —Sire, hacer bien, atodas manos: al que no llegan derechamente susbenévolos influjos, alcanzan por reflexión; ycuando no obras, palabras. No hay boda que nofesteje, bautismo que no apadrine, entierro queno honre; es cortés, humano, liberal, honrador detodos, murmurador de ninguno; y, en suma, él esel rey en el afecto, si vuestra majestad en elefecto—.
Feliz gracia, si la hermanara con la de su rey: que no es de esencia el excluirse. Por más queencarezca Bayaceto que la plausibilidad delministro causa recelo al patrón.
Y de verdad que la de Dios, del rey y de las gentes son tres gracias más bellas que las que sefingieron los antiguos. Danse la mano una aotra, enlazándose apretadamente todas tres; y siha de faltar alguna, sea por orden.
(5) El más poderoso hechizo para ser amado es amar. Es arrebatado el vulgo en proseguir, sifurioso en perseguir.
El primer móvil de su séquito, después de la opinión, es la cortesía y la generosidad: conéstas llegó Tito a ser llamado delicias del orbe.
Iguala la palabra favorable de un superior, a la obra de un igual; y excede la cortesía de un prín-cipe, al don de un ciudadano.
(6) Con sólo olvidarse por breve rato de su majestad el magnánimo don Alonso, apeándosedel caballo para socorrer a un villano, conquistólas guarnecidas murallas de Gaeta, que a fuerzade bombardas no mellara en muchos días. Entróprimero en los corazones, y luego con triunfo enla ciudad.
No le hallan algunos destempladamente críti- cos al grande de los capitanes, y gigante entreHéroes, otros méritos para su antonomasia, sinola benevolencia común.
Diría yo que entre la pluralidad de prendas, merecedora cada una del plausible renombre,ésta fue felicísima.
(7) Hay gracia de historiadores también, tan de codicia cuan de inmortalidad, porque son susplumas las de la fama. Retratan, no los aciertosde la naturaleza, sino los del alma. Aquel fénixCorvino gloria de Hungría, solía decir, y platicarmejor, que la grandeza de un Héroe consistía endos cosas: en alargar la mano a las hazañas y alas plumas, porque caracteres de oro vinculaneternidad.
COMENTARIO DEL PRIMOR XIII
Del despejo
Agárrense los que quieran seguir los consejos de Gracián a pies juntillas. Este "primor" hace mención deuna cualidad que deben tener los "líderes" de formainnata y sino, poco queda por hacer (1). Para Gracián el despejo, o dicho de otra manera, la "soltura en el trato o en la acción", la "naturalidad" o,incluso, "desparpajo", es una cualidad que contribuyea la perfección de todas las demás por la "belleza for-mal" que les aporta (2) ya que "consiste en una (.)gallardía tanto en el decir, como en el hacer, hasta en eldiscurrir" (3). Es hasta tal punto imperceptible que algunos la con- funden con la facilidad, pero lo cierto es que sin "des-pejo" cualquier acción pierde credibilidad e impacto,ya que no sólo contribuye a adornar la forma en quehacen o dicen las cosas, sino que contribuye a realzarlo importante en ellas (4). Gracián menciona a dos personajes que para él ejemplifican esta cualidad: a Fernando de Ávalos(1490-1525), noble napolitano de origen castellano,que luchó en las guerras de Italia para Fernando deAragón y, luego, para Carlos V y que demostró su "des-pejo" como general vencedor en la "Batalla de Pavía"en 1525 (5); y a Enrique IV de Francia (1533-1610) quemostró su "despejo" para salirse con la suya en un perí- odo difícil de la historia de Francia. Es ese rey es cono-cido por su "París bien vale una misa", al aceptar con-vertirse al catolicismo para ser rey en 1589 (6). El Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, poseía esta naturalidad, especialmente en el trato conla gente. Esto es lo que cuenta un colaborador suyo desus primeros años de carrera hacia la presidencia en"Primary Colours", un libro de memorias sobre unaselecciones primarias ("Colores Primarios",A.Nonimous, Ed. Alfaguara, 1996). Este colaborador anónimo cuenta que Clinton tiene una cualidad especial que le permite "empatizar" contodo tipo de personas, especialmente con la gente mássencilla y, en cierta manera, más alejada de la política.
"Anónimo" describe en este libro algunas escenas pre-senciadas por él que le dejaron perplejo por la natura-lidad y la profundidad mostrada por el "candidatoClinton" en sus contactos directos con electores, hastael punto de hacer llorar a sus asesores. Probablementese trate de esa mezcla de talento y naturalidad queGracián define como "despejo".
PRIMOR XIII
Del despejo
(2) El despejo, alma de toda prenda, vida de toda perfección, gallardía de las acciones, graciade las palabras y hechizo de todo buen gusto,lisonjea la inteligencia y extraña la explicación.
Es un realce de los mismos realces, y es una belleza formal. Las demás prendas adornan lanaturaleza, pero el despejo realza las mismasprendas. De suerte que es perfección de lamisma perfección, con transcendente beldad,con universal gracia.
(3) Consiste en una cierta airosidad, en una indecible gallardía, tanto en el decir, como en elhacer, hasta en el discurrir.
(1) Tiene de innato lo más, reconoce a la observación lo menos. Hasta ahora, nunca se hasujetado a precepto, superior siempre a toda arte.
(4) Por robador del gusto le llamaron garabato; por lo imperceptible, donaire; por lo alentado, brío; por lo galán, despejo; por lo fácil, desenfa-do: que todos estos nombres le han buscado eldeseo y la dificultad de declararle.
Agravio se le hace en confundirle con la facili- dad; déjala muy atrás, y adelántase a bizarría.
Bien que todo despejo supone desembarazo;pero añade perfección.
Tienen su Lucina las acciones; y débesele al despejo el salir bien, porque él las parterea parael lucimiento.
Sin él la mejor ejecución es muerta; la mayor perfección, desabrida. Ni es tan accidente, queno sea el principal alguna vez: no sólo sirve alornato, sino que apoya lo importante.
Porque, si es alma de la hermosura, es espíritu de la prudencia; si es el aliento de la gala, esvida del valor.
Campea igualmente en un caudillo, al lado del valor, el despejo; y en un rey, a par de la pruden-cia.
No se le reconoce menos en el día de una batalla a la despejada intrepidez, que a la destre-za y el valor. El despejo constituye primero a ungeneral, señor de sí; y después, de todo.
(5) No alcanza la ponderación, no basta a apreciar el imperturbable despejo de aquel granvencedor de reyes, émulo mayor de Alcides, donFernando de Avalos; vocéelo el aplauso en elteatro de Pavía.
Es tan alentado el despejo en el caballo, como majestuoso en el dosel; hasta en la cátedra dabizarría a la agudeza.
(6) Heroico fue el desembarazo de aquel Teseo francés, Enrico cuarto, pues con el hilo de orodel despejo supo desligarse de tan entrincadolaberinto.
También es político el despejo; y en fe dél, aquel monarca espiritual del orbe llegó a decir:—¿Hay otro mundo que gobernar? COMENTARIO DEL PRIMOR XIV
Del natural imperio
Gracián vuelve a presentar una cualidad innata. El "natural imperio" tampoco puede aprenderse o traba-jarse. Es poco perceptible, pero la curiosidad ayuda areconocerlo. Se trata de "un señorío innato" que actúasobre los demás sin necesidad de persuasión o acciónvoluntaria alguna (1). César parece que poseía este "secreto vigor" que conseguía imponerse más por simpatía que por convic-ción (2), como cuando los demás animales ven llegar alleón: no necesitan ponerlo a prueba para saber de suvalor (3). Los "héroes" que tienen la suerte de tener esa cuali- dad y que además cuenten con "entendimiento" (primortercero) y grandeza del corazón (primor cuarto) ya tie-nen lo esencial para comenzar su andadura en política(4). Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel (1507-1582) (5), es el "héroe" que junto a César poseía ese"natural imperio" que no hay que confundir con unafingida gravedad o con una tono arrogante en el hablar,sino estaría cerca del enfado (6). Pero el mayor peligro está en perderse el respeto a uno mismo. Entonces no habrá forma de que los demásperciban esa actitud o presencia que infunde respeto yobediencia. Un político contemporáneo que probablemente encarnaba esta cualidad fue Josep Tarradellas (1899-1988), Presidente de la Generalitat de Catalunya de1954 a 1980. Este político republicano otorgó muchaimportancia al hecho de velar por la buena imagen y elprestigio institucional de la Generalitat, tanto en el exi-lio como una vez restaurada, lo que se tradujo en uncomportamiento personal, en una forma de pensar,hablar y obrar particular, y que imponía respeto.
Taradellas pasó muchas dificultades y estrecheces eco-nómicas personales y la institución que presidió duran-te 26 años también (sin sede, sin personal, sin recur-sos.), pero su discurso, su porte mayestático y su per-severancia, consiguieron que esas circunstancias fue-ran secundarias. Al contrario, su porte y sus modosinfundían el respeto y la admiración que por otrosmedios, ausentes, no hubiera podido conseguir. Y así,también salía ganando la dignidad de la institución quepresidió y representó.

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